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Crichton Habla ante Senadores

Testimonio de Michael Crichton ante el Comité del Ambiente y Obras Públicas del Senado de los Estados Unidos -- Septiembre 28, 2005

Muchas gracias señor presidente y miembros del Comité. Aprecio la oportunidad de discutir el importante asunto de la politización en la investigación. A ese respecto, me gustaría hoy enfatizar al comité la importancia que tiene para la ciencia la verificación independiente.

En esencia, la ciencia es nada más que un método de búsqueda, de averiguación. El método dice que una afirmación es válida -y amerita aceptación universal- sólo si puede ser verificada de manera independiente. El rigor impersonal del método significa es totalmente apolítico. Una verdad en ciencia es verificable ya sea que uno sea negro o blanco, varón o mujer, viejo o joven. Es verificable aunque a usted le gusten o no los resultados de un estudio.

De tal modo, cuando uno se adhiere a él, el método científico puede trascender la política. Y lo contrario puede ser verdad también: cuando la política toma precedente sobre el contenido, es a menudo causado porque la primacía de la verificación independiente ha sido abrumada por intereses sesgados.

La verificación puede tomar diversas formas, Yo vengo de la medicina, donde la regla de oro es el estudio aleatorio “doble ciego”, que ha sido el paradigma de la investigación médica desde los años 40. En esa vena, permítanme contarles una historia. Es 1992, estoy volando de regreso a casa desde Alemania, sentado al lado de un hombre que está al borde de las lágrimas, de tan perturbado que está. Es un médico involucrado en un estudio de la FDA de una nueva droga. Es un estudio “doble ciego” que involucra a cuatro equipos separados –uno planea el estudio, otro administra la droga a los pacientes, el tercero evalúa los efectos en los pacientes, y el cuarto analiza los resultados.

Los equipos no se conocen entre ellos, y tienen prohibido cualquier contacto personal de cual-quier clase que sea, bajo el peligro de contaminar los resultados. Este hombre había estado sentado en el aeropuerto de Frankfurt, charlando inocentemente con otro hombre, cuando ambos descubrieron con horror, que estaba en dos equipos diferentes estudiando la misma droga. Ellos están obligados a reportar su encuentro a la FDA. Y mi compañero de viaje estaba ahora esperando ver que si la FDA declararía que su estudio multi-año, multimillonario en costos, era inválido a causa de este contacto accidental.

Para una persona con antecedentes en medicina, acostumbrado a este grado de rigor en la in-vestigación, los protocolos en la ciencia climática parecen ser considerablemente más relajados. Una impactante característica de la ciencia del clima es que se permite que la información “cruda” sea tocada o manipulada, o modificada por muchas manos. Los vacíos en los registros de la temperatura y los proxys son llenados con otros datos. Los valores sospechosos son borrados porque un científico los considera erróneos. Un investigador puede elegir usar partes de registros existentes e ignorar el resto. Pero el hecho que la información ha sido modificada en tantas maneras distintas hace surgir la pregunta si los resultados de un estudio cualquiera están total o parcialmente causados por las modificaciones mismas.

Al decir esto no estoy difamando o echando sospechas sobre la sinceridad de los científicos del clima. En su lugar, lo que está en discusión es si la metodología de la ciencia climática es sufi-cientemente rigurosa para rendir resultados confiables. Por lo menos deberíamos querer la segu-ridad de una verificación independiente de otro laboratorio, en donde ellos hacen sus propias decisiones acerca de cómo manejar la información, y llegar sin embargo a los mismos resultados.

Porque cualquier estudio en donde un único equipo planea la investigación, la conduce, super-visa los análisis, y escribe su propio reporte final, carga en sus espaldas con el enorme riesgo de un sesgo no detectado. Ese riesgo, por ejemplo, automáticamente anularía la validez de los resultados de un estudio estructurado de manera similar que ensayara la eficacia de una droga.

Del mismo modo, cualquier verificación del estudio por parte de investigadores con quienes el autor del estudio tuvo una relación profesional, personas con quienes, por ejemplo, él ha publi-cado estudios en el pasado, no serían aceptadas. Eso es “revisión de los pares” por parte de amigotes, y esta inevitablemente sesgada y favorecida. Estos asuntos son centrales a la hoy familiar historia del “gráfico del palo de Hockey,” y el debate a su alrededor.

Para resumirlo brevemente: en 1998-99, el investigador norteamericano del clima Michael Mann y sus colegas publicaron una estimación de las temperaturas globales desde el año 100 hasta el 1980. Los resultados de Mann parecían mostrar un pico en las temperaturas recientes que no tenían precedentes en el último milenio. Su alarmante informe fue la pieza central del TAR, Tercer Informe de Evaluación del IPCC en 2001.

El trabajo de Mann fue criticado de inmediato porque no mostraba al muy conocido Período Cáli-do medieval, cuando las temperaturas eran más cálidas que hoy, o la Pequeña Edad de Hielo que comenzó alrededor del 1500, cuando el clima fue mucho más frío que el actual. Pero los verdaderos fuegos artificiales comenzaron cuando dos investigadores Canadienses, McIntyre y McKitrick intentaron replicar el estudio de Mann. Encontraron graves errores en el trabajo, que detallaron en el 2003: errores de cálculo, datos usados dos veces, rellenado de datos, y un programa de computadora que generaba una figura de palo de hockey con cualquier conjunto de datos que se le ingresara –aún números aleatorios. Desde entonces el trabajo de Mann ha sido desechado por científicos en todas partes del mundo que suscriben al calentamiento global.

¿Por qué aceptó el IPCC al trabajo de Mann con tanta falta de criterio? ¿Por qué no descubrió el IPCC todos los errores? Porque el IPCC no hace verificación independiente. Y quizás porque el mismo Mann estaba a cargo de la sección del informe que incluía su trabajo!

La controversia del Palo de Hockey continúa. Pero desearía llevar la atención del comité a tres aspectos de esta historia. Primero, han pasado seis años entre la publicación de Mann y la primera cuenta detallada de los errores en su trabajo. Este es un tiempo demasiado largo para que los políticos esperen para la validación de resultados.

Segundo: los defectos in el trabajo de Mann no fueron captados por científicos del clima, sino por extraños –en este caso, por un economista y un matemático- Ellos tuvieron que realizar grandes esfuerzos para obtener información del equipo de Mann, quienes obstaculizaron los de manera constante en toda oportunidad. Cuando los Canadienses buscaron ayuda de la Funda-ción Nacional de ciencias, se les dijo que Mann no tenía obligación de proveer su información a otros investigadores para su verificación independiente!

Tercero, esta clase de obstaculización no es única. Los Canadienses están ahora intentado replicar otros estudios climáticos y están recibiendo la misma clase de vueltas y evasivas de otros investigadores. Un prominente científico les dijo, “¿Por qué debería yo facilitarles mi información, cuando la intención de ustedes es tratar de hallar errado en ella?”

Todavía más: algunos científicos se quejan de que la tarea de archivar consume tanto tiempo que les impide de realizar ningún trabajo. Pero esto es un disparate.

El primer trabajo de investigación en el que trabajé fue en los años 60, cuando toda la informa-ción estaba en resmas de papel. Cuando recibíamos una solicitud de información de otro labora-torio, yo me pasaba junto a una fotocopiadora Xerox, copinado una página por minuto, durante varias horas. En aquellos tiempos, era correcto solicitar a los otros laboratorios quiénes eran ellos y para qué querían la información. Porque su pedido involucraba muchísimo trabajo.

Pero hoy podemos grabar información en un CD, or enviarla a un sitio FTP para ser descargada vía Internet. Archivar información es tan fácil que debería de haberse convertido en una prác-tica de norma hace una década. Los subsidios del gobierno debería requerir “un paquete de replicación” como parte de la financiación. Colocar la información On-line debería ser un prerre-quisito para su publicación en journals científicos. Y no existe en verdad ninguna razón para excluir a nadie de la revisión de la información.

Por supuesto, la replicación lleva tiempo. Los hacedores de políticas necesitan respuestas sóli-das a las preguntas que ellos hacen. Una manera más rápida de dárselas sería concederles sub-sidios de investigación para importantes proyectos a tres equipos independientes de manera simultánea. Una previsión del subsidio sería que al finalizar el período de estudio los tres estu-dios deberían publicarse juntos, con cada uno de los grupos comentando los descubrimientos de los demás. Creo que esta sería la manera más rápida de obtener respuestas verificadas a los asuntos importantes.

Pero si la verificación independiente es el corazón mismo de la ciencia, ¿por qué los hacedores de políticas usan investigaciones que no son verificables? Por ejemplo, el Tercer Informe de Evaluación de las naciones Unidas define a los modelos de circulación general como no verifica-bles. Si ello es verdad, son sus predicciones de alguna utilidad para los hacedores de políticas?

Yo diría que no lo son. El Senador Boxer dijo que necesitamos más hechos científicos. Estoy de acuerdo –pero una predicción no es un hecho. En todo caso, si los hacedores de políticas deci-den sopesar sus decisiones a favor de investigación verificada, ello provocará en los científicos del clima un esfuerzo para demostrar su preocupación usando investigación verificable de mane-ra objetiva. Yo creo que todos estaremos mejor si así se hace.

Para cerrar, quiero declarar enfáticamente que nada en mis comentarios deben tomarse como implicando que podemos ignorar a nuestro ambiente, o que no deberíamos tomar al cambio de clima de manera seria. Por el contrario, debemos mejorar de manera dramática nuestro trabajo en el manejo del ambiente. Por ello es que un esfuerzo enfocado en la ciencia del clima, apun-tando a obtener sólidas y verificables respuestas independientes a las cuestiones políticas, es tan importante en estos momentos.

Le recordaría al comité que al fin y al cabo, es la función adecuada del gobierno establecer normas para la integridad de la información que use para hacer políticas. Quienes argumentan que el gobierno debería abstenerse de ordenar normas de calidad para la investigación científica –incluyendo a algunas organizaciones profesionales- están simplemente sirviéndose a ellas mismas. En una sociedad de información, la seguridad pública depende de la integridad de la información pública. Y solamente el gobierno puede realizar esa tarea.

Muchas gracias,

Michael Crichton



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