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Dr. Ian Clark
Financial Post
Jueves, Noviembre 25, 2004
El 'Arctic Climate Impact Assessment' (Evaluación del Impacto Climático del Ártico) hizo sonar la alarma de que el dióxido de carbono (CO2) proveniente de la quema de combustibles fósiles ha precipitado un derretimiento del Ártico. Qué dilema le impone esto a las luchadoras comuni-dades del norte! ¿Deben ellas abandonar el tan necesario desarrollo económico y empleos de la explotación de las reservas gasíferas del norte - o deberían estrecharle la mano al diablo y apostar su futuro sobre el mismo recurso que estaría, presuntamente, derritiendo el permafrost bajo sus pies?
A primera vista, el veredicto ya está decidido y somos culpables de acuerdo a la acusación. En una inspección más detallada, sin embargo, la ciencia presentada por el informe ACIA es engañoso. Veamos los hechos.
¿Es inusual el calentamiento del clima del Ártico? No. Los científicos del clima están familiari-zados con dramáticos cambios durante miles de años en el Ártico. Notable es el bien docu-mentado período experimentado hace 8,200 años. Investigaciones recientes muestran que las temperaturas fueron de 6 a 8ºC más altas que hoy, con extensa pérdida del permafrost y cam-bios en la ecología del norte. La información de los cilindros de hielo muestran que algunos de estos cambios ocurrieron en el término de pocas décadas.
A pesar de cambios de clima tan dramáticos, la fauna del Ártico demostró una notable habili-dad para adaptarse y sobrevivir. En realidad, la única significativa extinción animal en el norte coincidió con la llegada del hombre, que blandía una nueva arma de "destrucción masiva" - la 'punta Clovis' montada en una vara que proveía de "lanzas recargable" usadas por los cazador-es Paleo-Indios hace más de 11.000 años.
NOTA de FAEC: se trata del instrumento conocido en antropología como "lanzadera", una corta tabla de largo de un brazo humano que tenía una muesca en un extremo. En esa muesca se afirmaba una lanza corta y pesada que era impulsada a gran distancia y con fuerza mediante el brazo de palanca que proveía la lanzadera.
¿Fue el CO2 responsable alguna vez de algún calentamiento del clima? NO. El Informe ACIA declara que los aumentos de las temperaturas del pasado estuvieron asociados con los nive-les atmosféricos del CO2 que actúa como un impulsor del clima. Sin embargo, el cuidadoso estudio de la atmósfera del pasado encerrada en las burbujas de aire de los cilindors de hielo extraidos de Groenlandia y la Antártida, demuestran que los fuertes cambios de climas fríos a cálidos en el pasado fueron seguidos de una gran aumento del CO2. La acumulación del CO2 en el aire estaba retrasado de manera consistente en 800 años con respecto al aumento de la temperatura ambiental. Nunca antes el CO2 mostró evidencias de que puede actuar como un significativo manjeador del clima, a pesar de las grandes variaciones observadas en su concentración.
Las tremendas fluctuaciones de la temperatura global durante milenios están íntimamente ligadas a cambios en la energía del Solque recibe la Tierra. Las concentraciones atmosféricas de CO2 han cambiado en respuesta a los cambios de la temperatura, a través de cambios en la cantidad de vegetación terrestre y la absorción de CO2 por nuestros vastos océanos.
Pero, seguramente que el desusado aumento del CO2 durante el siglo pasado es el responsa-ble del actual calentamiento del Ártico. Una vez más NO. Las investigaciones hechas durante toda la década pasada ha demostrado que existe una estrecha correlación ente la actividad solar y la tempèratura de la Tierra. Una variedad de fuentes de datos reales, que van de los ciclos de manchas solares a las mediciones de la nubsidad, a los anillos de árboles y a los cilindros de hielo demuestran que el aumento de la temperatura durante los últimos 100 años, y en particular durante las tres últimas décadas, ocurrió en tiempos de un fuerte aumento de la actividad del Sol.
Parece así que las temperaturas globales han aumentado gracias a un aumento de la energía emitida por el Sol, no sólo como luz visible que podemos ver, sino también en el aumento del viento solar y en la magnetosfera que afecta a nuestro clima. Hasta el IPCC ha mostrado que el CO2 es incapaz de generar un calentamiento como el que ha sido observado.
En tonces, ¿qué hay de las predicciones de un calentamiento catastrófico durante el póximo siglo? Las predicciones de 1,5 a 4,8º C en la temperatura global están hechas por modelos de computadoras que son incapaces de modelar correctamente los cambios en el más importante de los gases de invernadero -- el vapor de agua.
Además, el calentamiento que los modelos generan con el aumento del CO2 es mínimo, y no tioman en cuenta los prestnes ni los futuros calentamientos. Las predicciones de un futuro más ca´lido se basan en la hipótesis sin comprobación de que un pequeños calentamiento causado por el CO2 generará un calentamiento mucho mayor a través del vapor de agua. Dado que el CO2 jamás se ha comportado de esta manera en el pasado, y que estos modelos no pueden representar adecuadametne y con la precisión necesaria las complicadciones de las nubes y los aerosoles (que rflejan la energía del sol de vuelta al espacio), las simulaciones computadas tienen muy grandes incertidumbres e imprecisiones. A pesar de los progresos que se han hecho en la intrépida comunidad de los modeladores del clima, sus predicciones permanecen siendo altamente espculativas. No son pronósticos científicos; son Profecías basadas en la FE.
Entonces, ¿qué podemos esperar para el clima del Ártico? Miles de años en registros climáti-cos ilustran que el Sol experimenta una variedad de ciclos de diferentes duraciones. En todos los casos, cuando el Sol se pone retornan las condiciones frescas. No hay ninguna razón para creer que esto no va a volver a pasar, aunque la predicción del tiempo ¡espacial' es tan poco confiable como predecir el tiempo y el clima de la Tierra.
La oposición al desarrollo del gas ntural en el norte de Canadá debería debería evaluarse otra vez bajo la luz de estas nuevas evidencias científicas. La creciente acumulación de información que apuntan a un clima manejado por el Sol hace imperativo que también se vuelvan a revisar las bases científicas del Protocolo de Kioto.
En lugar de intentar vanamente "detener al cambio del clima", gastemos nuestro dinero de im-puestos en asuntos que son ostensiblemete resolvibles -- contaminación del agua subterránea (irónicamente será exacerbada por la producción de etanol para combustible a partir del maís y los granos), la dramática reestructuración de la cadena alimentaria marina por causa de la so-brepesca, nuestra contribución societaria a los basurales y rellenos sanitarios, como también a la real contaminación de las emisiones de combustibles fósiles.
Afortunadamente, para la gente de las naciones del Primer Mundo, el norte está repleto de fuentes de energía verde -- gas natural e hidratos de gases marinos -- esperando por su desa-rrollo. Mientras que son necesarias cuidosas evaluaciones de ingeníería ambiental que tienen que involucrar a representantes del naciones del Primer Mundo, el desarrollo de estas fuentes mejorarán vastametne el desarrollo del norte y ayudará a terminar el ciclo de desempleo que ha castigado por tanto tiempo la vida la norte del paralelo 60.
El Dr. Ian Clark, es professor en el Departmento de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Ottawa, es un especialista en el Ártico que hace foco en el estudio de la Paleoclimatología y la Hidrogeología Isotópica. Puede ser contactado a .
© National Post 2004
Actualizado: Nov, 25, 2004Vea el tiempo en Argentina
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