¿Preocupación por El Niño? El primer El Niño del siglo 21 comenzó a desarrollarse el año 2002, y se le responsabiliza parcialmente por las cálidas temperaturas superficieales, inundaciones y sequías. ¿Se intensificarán los eventos El Niño o aumentará su frecuencia si las temperaturas de superficie suben a consecuencia del uso continuado de los combustibles fósiles?por Sallie Baliunas, Ph.D.,
Centro Harvard Smithsonian de Astrofísica
El Niño es un fenómeno climático natural que aparece periódicamente después de algunos años y persiste durante varias estaciones. Está marcado por una amplia área de calor en el Pacífico tropical. Ese calentamientp oceánico a menudo produce picos en los promedios de las temperaturas globales de superficie.
Un El Niño intenso puede alterar los patrones de las tormentas y causar sequías en algunos lugares e inundaciones en otros. Puede enriquecer los bancos de pesca en las costas de Chgile y Perú, y suprimir la formación de huracanes en la cuenca del Atlántico, los desastres más costosos para los Estados Unidos.
Entonces, mientras que El Niño es un fenómeno natural con efectos tanto positivos como negativos, el anterior evento de 1997-98 llevó a especular sobre que el calentamiento que provocaría el uso de los combustibles fósiles podría lanzar al mundo a un estado de El Niño semipermanente de desastres climáticos.
El problema con tales miedos: No hay ninguna evidencia confiable que sugiera que las acciones humanas hayan afectado a El Niño.
¿Qué Sucede Durante El Niño?
A lo largo del Pacífico tropical, los viemntos alisios soplan generalmente de este a oeste. Este movimiento amontona agua cálida cerca de Indonesia y Australia, mientras que corriente submarinas alimentan aguas frías a las costas de Perú.
durante un evento El Niño, los vientos alisios se debilitan, las corrientes submarinas cambian, y agua caliente, en vez de frías, se extienden a lo largo del pacífico occidental en dirección al Perú. A consecuencia de que las temperaturas superficiales del mar, las corrientes submarinas y las corrientes aéreas cambian de manera tan drástica en una inmensa región del Pacífico, los patrones del tiempo allí y más allá aún, cambian de manera correspondiente. Para algunas de esas regiones, las condiciones de El Niño pueden generar severas sequías; en otras regiones se producen grandes inundaciones.
También existe un extremo estado opuesto en el Pacífico tropical, llamado La Niña, cuando aguas más frías que lo usual se concentran en las costas del Perú. A grandes rasgos, La Niña tiende a revertir los patrones del tiempo del El Niño, por ej.; cuando El Niño causó una fuerte sequía, La Niña podría causa inundaciones en esa misma región. Estos resultados son sólo tendencias, porque otros aspectos del clima afectan al Niño y La Niña, y sus influencias.
durante el siglo 19, la recurrencia de severas sequías seguidas de hambrunas llevó a los investigadores a buscar patrones y quizás predicciones de tales tiempos.
Rastreando Monzones y Hambrunas
Históricamente, la India y China han sufrido ausencias de monzones que provocaron grandes hambrunas. Entre las más severas, de acuerdo a la edición de 1991 de la Encyclopedia Britannica, están:
En 1894, John Eliot vió que las lluvias de verano de la India estaban relacionadas con la presión del aire cerca del Océano Índico del Sur. En la primera parte del siglo 20, el matemático Británico Sir Gilbert Walker había identificado un cambio periódico de largo alcance en la presión barométrica a nivel del mar entre Tahiti y Darwin, Australia - separadas unas 5.300 millas entre sí - bautizado la Oscilación del Sur.
- Poca lluvia durante dos años causó una terrible hambruna en India, 1661.
- En Bengala, unas 10 millones de personas (un tercio de la población) murió en la hambruna de 1769-70.
- El "Hambre de la Calavera" de 1790-92 mató tanta gente desde Bombay hasta Hyderabad y la parte Norte de Madras que no pudieron ser enterrados - cerca de la mitad de la población de Madras sucumbió.
- En 1869, aproximadamente 1.5 millones murieron en la hambruna de Rajputana.
- Escasas lluvias y la consecuente hambruna en la India y China en 1876-78 provocaron la muerte de 5 millones en Bombay, Madras y Mysore, mientras que en el norte de China se produjo la muerte de 9 millones de personas.
Lo que esto significa es que si una baja presión se instala sobre Tahiti, las presiones altas se harán presentes en Darwin, pero el patrón se invierte periódicamente cada varios años. El meteorólogo Jacob Bjerknes en 1969 conectó los descubimientos de Walker sobre la Oscilación del Sur con El Niño, dando nacimiento al término formal, El Niño/Oscilación del Sur, o ENOS.
Según el investigador Australiano R.H. Grove, todas las grandes sequías de la India entre 1526 y 1900 están relacionadas con estas condiciones de El Niño, cuando las lluvias monzónicas en la India eran desviadas, generando riesgos de pérdidas de cosechas y hambrunas.
¿Una Conexión con el Calentamiento Global?
Estudios modernos conectan varios eventos del tiempo a lo largo del mundo a recientes ocurrencias de El Niño. Investigadores de la Universidad de Columbia listan sequías en México, América Central, Sur y Norte de África, causadas por El Niño de 1982-83. Además, grandes lluvias cayeron sobre la costa de California, Europa Occidental y las Galápagos, donde la población de focas fue devastada. Los daños en las propiedades a escala mundial se estimaron en 10.500 millones de dólares, y murieron más de 2000 personas.
De manera similar, el Niño de 1997-98 causó tiempo destructivo y muertes. Fuertes sequías predominaron en Australia. Extremas lluvias e inundaciones en Uganda en 1997 llevaron a más de 50.000 casos de cólera y 2000 muertes, según el Centor de Control de Enfermedades.
Más aún, el suave invierno del Niño de 1997-98 empujó a ese fenómeno natural al debate del calentamiento global causado por los humanos. Específicamente, podría el calentamiento antropogénico provocar más intensos y frecuentes eventos El Niño?
En 1998, la Casa Blanca emitió una declaración que ligaba al calentamiento causado por El Niño de ese año a desastres provocados por los extremos del tiempo. La declaración especulaba que podrían ocurrir más de esos eventos desastrosos en un mundo calentado por la emisión de los gases de invernadero del hombre, a menos que las emisiones fuesen cortadas, de acuerdo a una historia publicada en el New York Times de junio 8, 1998.
La evidencia paleoclimática, geológica y arqueológica sugiere lo contrario. Las ocurrencias de El Niño podrían debilitarse o hacerse menos recuentes durante los períodos cálidos. Eso ocurrió hacen aproximadamente 6000 años, durante varios milenios durante los períodos más cálidos de los últimos 10.000 años, de acuerdo a diferentes estudios realizados por científicos en Francia, Maine y sus colegas.
El Niño y la Economía de los EEUU
En el caso de el Niño de 1997-98, se produjo severo daño a lo largo de la costa de California, pero el resto de los EEUU experimentaron un invierno suave. como resultado, la economía de los EEUU tuvo un ahorro neto de unos $15.000 millones por combustibles y calefacción no usados, y costos por daños climáticos, más 850 muerts menos, de acuerdo al investigador de Illinois S.A. Chagnon.
La economía de los EEUU creció y las emisiones de dióxido de carbono decrecieron durante El Niño de 1997-98. Eso llevó a que Nature el 5 de Agosto, 1999, a especulara que la conexión general entre el crecimiento económico y el aumento del uso de energía - esencialmente de los combustibles fósiles - podría no ser tan fuerte. A su vez, ello sugeriría que el Protocolo de Kyoto, con sus demandas para reducir las emisones de gases de invernadero antropogénicas, podrían no ser tan costosas después de todo.
Pero la reducción de las emisiones de carbono de los EEUU a pesar del cercimiento económico fueron el resultado muy probable de la reducción del uso y del costo de la energía durante el invierno, en parte debido al suave clima provista por la calidez del El Niño. En otras palabras, culpe al calentamiento global: El calentamiento invernal redujo temporalmente el uso de combustibles fósiles y la resultante emisión de carbono, sin perjudicar al crecimiento económico.
El Niño 2002-2003 debería ayudar a aumentar la compresión de este fenómeno climático. También sugiere la preparación para el mal tiempo asociado con el complejo y mal comprendido ENOS. Sin embargo, no alcanza para clamar por inefectivos y caros recortes en las emisiones de dióxido de carbono que podrían disminuir los recursos económicos potencialmente disponibles para enfrentar inundaciones y sequías recurrentes que traen los cambios del tiempo.
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