LA NUEVA EDAD DE HIELO - AHORA!
Extractos del CapÍtulo 12 . . . ERROR FATAL
[del sitio web Not by Fire but by Ice]
Copyright © 1998 por Robert W. Felix
Antes de comenzar, permítanme darles algunos antecedentes:
Uno de los misterios de las extinciones en masa es que “grande es malo.” Durante la extinción de los dinosaurios, todos los animales cuyos adultos pesaban más de 25 kilos se extinguieron. De manera similar, en la gigantesca extin-ción, muchos mamíferos cuyos adultos pesaban más de 45 kilos se extinguieron, mientras que los más pequeños escaparon casi sin daño alguno. Es el misterio de las edades de hielo.
Ahora vamos al final del capítulo, después de haber discutido la manera en que cientos de miles de mamuts murie-ron hacia el final de la última Edad de Hielo.
Comencemos:
Rebaños enteros de esas bestias gigantescas deben de haber sido barridas del mundo! De la misma forma en que desaparecieron rebaños enteros de dinosaurios. ¿Rebaños de dinosaurios?
Vamos... Los dinosaurios no se juntaban como el ganado. ¿O sí lo hacían? O se agrupaban como una majada de man-sas ovejas. ¿Lo hacían? No destruya todas mis viejas ilusiones. ¿No se suponía que los dinosaurios eran grandes, malos y muy “machos”? ¿No se suponía que los dinosaurios eran matones solitarios de sangre fría?
No es verdad. Algunos dinosaurios eran verdaderas mariposas sociales, viviendo juntos en rebaños tan grandes que hacen que el búfalo americano parezca un ermitaño. Recientemente, el paleontólogo Jack Horner descubrió un rebaño entero de dinosaurios. (la inspiración para el héroe de la ficción de Parque Jurásico, Alan Grant, Horner también es profesor y curador del Mueso de las Rocallosas en la Universidad Estadual de Montana).
Se trata de un rebaño de maiasauros adultos (Los maiasauros eran un tipo de hadrosauros más conocidos como el dinosaurio de pico de pato). Hallados en el anticlinal de Willow Creek en Montana, el descubrimiento fue tan importante que Horner dedicó un capítulo entero “Al Rebaño” en su libro de 1988 “Digging Dinosaurs” (Excavando Dinosaurios).
“Los huesos son de color gris oscuro,” dice Horner, “y extrañamente maltratados.” Destrozados sería una palabra mejor. Extendiéndose por 2 kilómetros de este a oeste, y 400 metros de norte a sur, el lecho de huesos contiene más de 30 millones de fragmentos. “No hay manera de contar los huesos,” dice Horner, “pero una estimación conservadora lleva la cuenta a no menos de 10.000 dinosaurios muertos.”
Dice Horner que “Ningún extraño accidente de la Naturaleza podría haber apilado a todos los huesos juntos de esa manera, especialmente porque no están en un río o el lecho de un arroyo.” De hecho, él no sabe en que cosa están los huesos; algún tipo de piedra de lodo, cree Horner. Todos masacrados al mismo tiempo hace unos 80 millones de años, enterrados exactamente a 45,72 cm debajo de una capa de bentonita (ceniza volcánica). ¿Qué hizo que los “picode pato” fueran patos en una galería de tiro? Quizás fueron atrapados por un flujo de lodo, sugirió un trabajador. Pero, ¿por qué los huesos están en un estado tan miserable?
Algunos están partidos a la mitad, otros están desgarrados a lo largo. Más misterioso aún, junto a un hueso severa-mente dañado estarán huesos que no han sido tocados. ¿Cómo podría ser tan selectivo un flujo de lodo? Más inquie-tantes que todo, sin embargo, son los huesos en posición vertical. Algunos huesos están erectos, en posición de “firmes”, hundiéndose derecho en el suelo. Parece un gigantesco juego de bolos jugado con huesos de dinosaurios en vez de palos de bowling.
“Las inundaciones no dejan a los huesos en posición vertical,” pensó Horner. Las inundaciones dejan hue-sos descansando en posición horizontal, o entremezclados en un montón informe. Tampoco lo hacen los desliza-mientos de lodo. ¿Qué clase de deslizamiento de lodo, pregunta, sin importar cuán grande sea, podría tomar a un animal que pesa dos o tres toneladas, dos o tres veces más que un moderno percherón, y desparramarlo con tanta fuerza que “su fémur – aún incrustado en la carne del muslo –se haya partido a lo largo?
¿Por qué ninguno de los huesos están masticados? Diez mil dinosaurios muertos, paraíso de perros, y nadie ha roído los huesos? ¿Por qué los huesos yacen en dirección este–oeste, la dimensión larga de la tumba? ¿Y por qué no hay huesos de crías? ”Los huesos pequeños son raros en la parte principal del pozo de huesos,” dice Horner, “todos están en el extremo más al este.”
Otras tres excavaciones, hasta 1600 metros más al este, también tiene huesos #8220;pequeños” de dinosaurios de tres metros. De manera invariable, dice Horner, los huesos en el extremo están mejor preservados que los del centro. Invariablemente.! Uno pensaría que cualquier depredador con algo de sentido común se dirigiría primero a las presas fáciles. Los huesos de los animales más pequeños, en el extremo, tendrían que ser los más dañados, y no los más intactos.
La clave tiene que ser la ceniza volcánica, pensó Horner. “Fíjese en el Mount Helens. Ese fue un volcán pequeño,” dijo, “Los volcanes como ése venían a centavo la docena en las Rocallosas durante el Cretáceo tardío.” Volcanes mucho más grandes habían hecho erupción al sur de Willow Creek, en las Montañas Elk Horn, cerca deGreat Falls. También hicieron erupción volcanes más grandes en las Montañas Rocosas al oeste del lugar. Una erupción volcánica podría explicar por qué los depredadores no mordieron los huesos. Los depredadores murieron junto con sus presas. Entonces, una inundación catastrófica podría haber movido los huesos a su actual ubicación y los enterró debajo de una protectora capa de lodo.
Quizás. Pero no lo compro. ¿Por qué los huesos del extremo este están en mejor estado que aquellos en el centro? ¿Por qué alguno huesos están tan maltratados mientras que otros junto a ellos están intactos? Un volcán no haría ninguna de esas cosas. Tampoco lo haría una inundación.
Pero un tormenta de nieve si podría hacerlo!
El rebaño de Horner fue sorprendido por la tormenta de nieve más grande en 14 millones de años. El mismo tipo de tormenta de nieve que muy pronto nos matará a casi todos nosotros.
Con masivas erupciones volcánicas detrás de ellos, y dos metros de nieve cayendo por hora sobre sus cabezas, los desesperados maiasauros hicieron estampida. Girando los ojos en sus órbitas, resoplando por las narices, y los pulmones trabajando como fuelles de herrero, los más grandes, los más fuertes, los más malos, se abrieron camino hasta el frente de la manada (Esa es la manera en que Madre Naturaleza opera, no? Lo llamamos supervivencia del más apto. En realidad es supervivencia del más malvado. Los más jóvenes, los débiles, los pequeños, siempre son dejados a la retaguardia.) Pero no sirvió de nada. Agitando sus miembros con desesperación para mantenerse por encima de la nieve, se enterraron más y más. Y la nieve siguió cayendo, y cayendo, sepultando a los más grandes también. Pareció que los débiles realmente heredarían la Tierra. Sin nadie que caminara sobre ellos, los que iban a la retaguardia habían escapado a la carnicería. Ahora era su turno de trepar la gloriosa escaleraal éxito. Que Dios les ayude, sin embargo, si ellos caen entre los peldaños. Pulverización instantánea en la molienda de más abajo.
Trepando cada vez más alto sobre los cuerpos de sus camaradas caídos, ellos trataron de mantenerse por encimade la nieve cada vez más profunda. Pero la nieve siguió cayendo. Cuatro pisos de altura. Seis pisos. Nueve. Todo en un solo día. Sin embargo ellos siguieron trepando, nueve pisos hacia el cielo. Millones de kilos de dinosaurios vivos, nueve pisos de profundidad, mordiendo y arañando, pateando y retorciéndose y saltando uno sobre el otro en pánico, quebrarían muchos huesos, creo, de una gran cantidad de maneras. Esa es la forma en que un hueso puede ser quebrado, pero no el que está al lado suyo.
Llegando a la cima de la pulsante pila, aún en pánico, todavía huyendo, continuaron con su letal estampida. ¡Qué error! No sabían que estaban al borde un precipicio; un precipicio construido con los angustiados cuerpos de dinosaurios en un lado, y nueve pisos de nieve blanda en el otro, listos para absorberlos. En el borde de la pila ellos se precipitaron. Y cayeron, hundiéndose cada vez más y más en la nieve. Al frente del rebaño ahora, pero en el fondo, ellos se transformaron en vivientes apoyos para sus hermanos más pequeños. Mientras más pequeños, mejor podían cabalgar sobre el lomo de los más grandes. Mientras más livianos, mejor podían nadar a través de la nieve y lejos de los volcanes en erupción.
Exhaustos, se detuvieron para recuperar el aliento y quizás para tomar una siesta. Malo. Congelarse es la manera pacífica de morir, escucho decir. Uno simplemente se desliza a un sueño hipotérmico y jamás se vuelve a despertar. Esa es la causa de por qué los huesos de los animales más pequeños se hallan en el extremo de la pila. Por ello los huesos del extremo están en mejor condición que los huesos del centro. No había nadie que los detuviese. Entonces la nieve se derritió. Y a medida de que se derretía, nueve pisos de dinosaurios muertos se pudrieron y cayeron. Los músculos y tendones se desintegraron, y los cuerpos se desarticularon. Rodando en el derretimiento de la nieve, acabaron descansando apuntando en la dirección de la corrida, de este a oeste.
Algunos huesos en la parte superior, parece lógico, cayeron a través de nueve pisos de la red de esqueletos más abajo. Ganando velocidad a medida de que caían, al tiempo de llegar al fondo se clavaron directamente en el lodo de manera vertical, tal como Jack Horner los encontró. Qué ruido desolador deben de haber producido, sin nadie vivo para escucharlo, cuando el último y solitario hueso se deslizó a través de la pila para clavarse erguido en el macabro lodo.
Ahora conocemos el error fatal de los dinosaurios. Ahora conocemos del error fatal de los mamuts. Ellos eran demasiado pesados. No pudieron trepar para escapar de la nevada. Ahora conocemos nuestro propio error fatal!
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