Han llegado noticias de que la famosa “cinta transportadora oceánica”, objeto de innumerables documentales de la TV y lecciones de ciencia, no es tan simple como los científicos creían. El modelo de la circulación oceánica, que tiene ya 50 años de edad, que habla de una profunda contracorriente en el Atlántico debajo de la Corriente del Golfo, ha sido cuestionada por una armada de sensores submarinos en deriva. Por chocante que esto les resulte a los oceanógrafos, es todavía peor para los modelistas del clima –significa que todas las actuales predicciones del clima futuro están tremendamente equivocadas.
Se la conoce por varios nombres: la Corriente Retornante Meridional (MOC, en inglés), la Circulación Termo-halina (THC en inglés) y, popularmente, la Gran Cinta Transportadora Oceánica. Ha sido objeto de estudios de los oceanógrafos durante medio siglo y se conoce como una parte de importancia fundamental de la re-gulación del clima de la Tierra. Es el mecanismo principal de transferencia de calor desde los trópicos hasta las latitudes más altas, una razón aproximada para el crecimiento ocasional de palmeras en la costa sur de Inglaterra. Hasta ahora los científicos pensaban que tenían un conocimiento bastante bueno sobre el modo en que la corriente fluye, los mecanismos que la impulsan y afectan al clima a escala mundial.
Un nuevo informe de Amy Bower del Woods Hole y Susan Lozier, de la Duke University, et al., a publicarse en el próximo número de Nature, a sacudido a la complacencia de la comunidad del clima. Una manada de boyas submarinas RAFOS, flotando a la deriva entre 700 y 1500 metros de profundidad, han demostrado que muchas suposiciones acerca de la estructura de la corriente están equivocadas. Las boyas RAFOS son instrumentos flotantes diseñados para moverse con el agua y rastrear sus movimientos. Parece que el 75% de las boyas RAFOS han escapado a la Corriente Profunda Perimetral Occidental (DWBC, en inglés) y deri-varon al océano abierto. Tan sólo el 8% de las boyas siguieron a la corriente de la cinta DWBC, según el informa de la revista Nature.
Rastro de una boya cruzando la Corriente del Atántico Norte (parte superior) con los correspondientes registros de temperatura y presión (abajo).
Cortesía del RAFOS Flota Group de la Universidad de Rhode Island.
Esto viene a confirmar las sospechas que comenzaron a surgir en los años 90s, de que las cosas no eran tan claras y simples como lo pensaban los oceanógrafos. Las antiguas observaciones habían llevado a la muy amplia creencia de que la DWBC es la ruta dominante para la exportación de la Fría Agua Marina del Labrador (LSW, en inglés) desde su formación en el Atlántico Norte hasta en dirección al ecuador. Los nuevos hallazgos indican que en vez del simple y ordenado flujo de la corriente previamente imaginada, la cinta transportadora está compuesta de muchas, más lentas, más variables y posiblemente dispersas pequeñas corrientes en el océano interior. Citando del informe:
Aquí mostramos que la mayor parte del recientemente ventilado tema de la LSW [corriente fría del Labrador] que ingresa a los subtrópicos siguen rutas interiores, y no de la DWBC. La ruta interiores están reveladas por la trayectoria de las boyas submarinas RAFOS liberadas durante el período 2003-2005 que registraron una vez al día la temperatura, la presión y determinaron acústicamente su posición durante dos años, y por “e-boyas” simuladas por modelos liberadas en la DWBC subsolar.
La evidencia apunta a unas pocas ubicaciones específicas alrededor del Gan Banks donde la LSW es inyectada con mayor frecuencia en el interior. Estos resultados tienen implicaciones para la venti-lación oceánica profunda y sugiere que el giro interior subtropical no debería ser ignorado cuando se considera a la circulación retornante meridional del Atlántico.
Gatillado por una cantidad de instrumentos oceánicos en deriva, esta nueva revelación representa el mayor cambio paradigmático en la teoría de la circulación oceánica. Aún más dramático es el impacto sobre los actuales modelos de la circulación oceánica, principales componentes de los Modelos de Circulación General (MCG) usados para predecir el cambio climático. Para comprender cómo cambia el clima en respuesta a los cambios generados naturalmente y por el hombre, es esencial determinar cuán rápidamente y por cuáles rutas las señales del cambio climático son transportadas a lo largo del océano global. Las corrientes oceá-nicas no sólo redistribuyen el calor de la superficie, los océanos mismos son un inmenso reservorio de calor y dióxido de carbono, afectando por igual a los cambios climáticos de corto y de largo plazo.
“Todo el mundo creyó siempre que este flujo profundo operaba como una cinta transportadora, pero lo que estamos diciendo que es ese concepto ya no se sustenta más,” dijo Susan Lozier, la oceanógrafa de la Universidad Duke. “De manera que será mucho más difícil medir estas señales del cambio climático en lo profundo del océano.”
Esta ha sido una semana particularmente inquietante para el establishment del cambio climático, con nue-vos descubrimientos relacionados con la importancia de los aerosoles y su impacto sobre la temperatura de la superficie del mar (SST, en inglés) y la formación de las nubes, y la reducción a la mitad en la predicción del futuro aumento del nivel del mar debido al derretimiento de las capas de hielo, junto con predicciones de significativos cambios en el campo gravitatorio de la Tierra y la rotación de su eje si la Antártida se derritie-ra parcialmente. Agréguense las noticias en relación a la Corriente Termohalina (THC) y uno tiene que pre-guntarse: ¿cuántas revelaciones más sobre las suposiciones erróneas son necesarias antes de que los modelistas del clima admitan que sus modelos son incapaces de predecir con alguna precisión al futuro del cambio climático?
Algunas veces los escépticos del clima son acusados de interpretar de manera selectiva la información cien-tífica para impulsar su caso en contra del calentamiento global antropogénico. El término empleado es “re-cogiendo cerezas” ['cherry picking']. Cuando una teoría hace ciertas predicciones, es totalmente aceptable –aún obligatorio- investigar esas predicciones. Cuando una teoría se basa en ciertas suposiciones funda-mentales en relación a la ciencia comprendida en el tema, es perfectamente lógico cuestionar a esa teoría cuando sus suposiciones se demuestra que están equivocadas. Esto no es “recoger cerezas”, es la manera en que ciencia funciona! Puede incomodar a quienes creen con complacencia en la “visión de consenso” del Calentamiento Global Antropogénico, pero eso no tiene ninguna importancia dentro de la ciencia.
En este blog yo expuse más de una docena de estudios científicos que terminan con la declaración “los mo-delos climáticos necesitan tener esto en cuenta,” o palabras similares. Una y otra vez la teoría del calenta-miento global y los modelos sobre los que se apoya han sido demostrados carentes de numerosos hechos y factores que contradicen la teoría. Algunas veces, de maneras pequeñas, otras veces de maneras grandes y fundamentales (como es el caso que presentamos) siguen apareciendo agujeros en la teoría del Cambio Climático Global. El IPCC y los grupos de modelistas del clima han construido modelos complejos de un sis-tema caótico basados en suposiciones incompletas y erróneas –han construido un castillo de naipes y quie-ren que todos nos mudemos a vivir en él. Afortunadamente, el Calentamiento Global Antropogénico está muriendo desangrada, una muerte de mil tajos –esta es la suerte que corren las teorías equivocadas.
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